Lo que la descarbonización de los edificios nos enseña sobre las prioridades climáticas

No se puede subestimar el papel de los edificios en la lucha contra el cambio climático. Son responsables de aproximadamente el 40% de las emisiones a nivel mundial (teniendo en cuenta tanto los materiales de construcción como las emisiones de funcionamiento), y abordar el problema requerirá la colaboración de todos los sectores. La importancia de los edificios (y de la colaboración) explica que el gobierno de Biden haya anunciado esta semana una coalición de normas sobre edificios, en colaboración con 33 gobiernos estatales y locales.

El Urban Land Institute publica su informe anual sobre perspectivas de sostenibilidad, en el que se describen las principales tendencias a las que se enfrentan los profesionales del sector inmobiliario. El informe es breve y dulce, y se centra en tres sencillas cuestiones: ¿Qué temas y cuestiones de sostenibilidad están en auge, por qué son importantes y qué debe hacer el sector al respecto? El resultado son cinco cuestiones que, según el instituto, determinarán las decisiones inmobiliarias en el futuro:

1. Avanzar en la agenda de la red cero

2. Navegar por el panorama de la información y la medición

3. Afrontar el riesgo climático

4. Prioridad a los edificios existentes

5. Centrarse en los materiales de construcción

Estas tendencias no son nada del otro mundo. Muchas son similares a las que los profesionales de la sostenibilidad llevan subrayando desde hace años. Sin embargo, el informe capta algo valioso de este momento en nuestro viaje global hacia la sostenibilidad: la maduración de la comprensión por parte de los profesionales de lo que significan las tendencias clave y la complejidad de cómo llegar a ellas.

He aquí tres aspectos destacados del informe, y lo que nos dicen sobre la evolución de las empresas hacia la sostenibilidad.

"Cero neto" ha surgido como el término de elección para las organizaciones que se toman en serio el clima. También ha sido objeto de críticas, ya que algunas organizaciones establecen objetivos de "cero neto" sin un camino claro para hacerlos realidad.

Según el Urban Land Institute (ULI), la red cero está pasando rápidamente de la ambición a la acción, con organizaciones que adoptan ambiciones realistas de red cero con marcos y planes de acción pragmáticos.

"Es casi como la red cero 2.0 en el sector inmobiliario", dijo Marta Schantz, vicepresidenta del Centro Greenprint para el Rendimiento de los Edificios del ULI, en una entrevista. "No es nada parecido al lavado verde. La gente se lo toma en serio, lo planifica, amplía su alcance y los límites de lo que significa el cero neto".

"En el futuro, no se podrá hablar de sostenibilidad sin hablar de resiliencia".

El informe concluye que, cada vez más, las organizaciones van más allá de las emisiones de Alcance 1, las emisiones directas de las operaciones in situ, y se adentran en las emisiones de Alcance 3, todas las emisiones enterradas en una cadena de valor, incluidas las emisiones incorporadas de los materiales de construcción.

Esta tendencia sigue la forma en que otros sectores están pensando en los objetivos de cero emisiones. Las organizaciones reconocen cada vez más la enorme oportunidad que supone descarbonizar las cadenas de suministro (donde suele enterrarse la mayor parte de las emisiones ), y el imperativo de hacerlo para hacer frente al cambio climático. Un ejemplo: El año pasado, grandes empresas como IKEA, Microsoft y Nestlé se adhirieron al compromiso de los Líderes de la Cadena de Suministro de 1,5 Grados, que pretende reducir a la mitad las emisiones de las cadenas de suministro para 2030 y llegar a cero en 2050.

Con el espectro de las condiciones meteorológicas extremas que se cierne sobre todas las regiones del mundo, el imperativo de reforzar las instalaciones ya no es opcional. Los crecientes riesgos asociados al cambio climático exigen que la resiliencia se extienda a todas las partes de una organización.

"Mucha gente piensa en la sostenibilidad y pone la resiliencia en una caja diferente", dijo Raymond Ruvino, director ejecutivo de NEO, una empresa de gestión inmobiliaria en Filipinas, en el informe del ULI. "En el futuro, no se podrá hablar de sostenibilidad sin hablar de resiliencia".

El riesgo físico asociado a las instalaciones -ya sea por inundaciones, incendios o huracanes- sitúa a los profesionales del sector inmobiliario en la vanguardia de las calamidades climáticas y exige que trabajen codo con codo con los equipos de energía. Eso significa considerar la generación in situ, como las microrredes, optar por los programas de flexibilidad de la red y apoyar las medidas de endurecimiento de la red.

Con la proliferación de tecnologías y estrategias para apoyar la resiliencia y los edificios sostenibles, la capacidad de demostrar que sus estrategias están funcionando es fundamental.

"Siempre ha sido un tema que ha estado bajo la superficie, pero ya no se puede ignorar", dijo Schantz. "Es una de esas cosas que si no se informa y se mide, hay que empezar a hacerlo".

Desde el punto de vista de la organización, demostrar que las iniciativas de sostenibilidad están teniendo los resultados previstos -ya sea el ahorro de emisiones o de dinero- es fundamental para conseguir apoyo interno y ampliar los programas. Desde la perspectiva del clima, es la única manera de saber si estamos progresando.